Desarrolla un oído relativo sólido
Si me preguntan, todo estudiante de música debería comenzar sus estudios solo con desarrollo de oído, aprender a escuchar y entender la música antes de agarrar un instrumento. Peeeero bueno, ahora todo el mundo quiere ser el alma de la fiesta, subirse a un escenario lo más rápido posible, y si les presentáramos un plan de formación de este tipo, saldrían en carrera y ni siquiera lo intentarían.
Todavía recuerdo como mi profesor de contrabajo en el conservatorio me decía: "Si no puedes cantar el ejercicio o la canción perfectamente afinado, no vas a agarrar el instrumento". A veces pasaba semanas sin poder agarrar el contrabajo, solo cantando!
Imagina poder escuchar una nota y reconocer su afinación al instante, o identificar todas las notas de un acorde por más complejo que sea. El oído relativo es una herramienta invaluable en la música y está al alcance de todo el mundo.
Ejercicios para desarrollar el oído
1. Centro tonal
Este ejercicio ayuda a distinguir notas en un contexto de tonalidad, lo cual es la habilidad más importante. Nada de cantar intervalos sin ningún contexto tonal, aquí aprenderemos a sentir cada nota según su distancia al primer grado. Este ejercicio deberíamos de hacerlo mínimo unas 4 veces (ojo, mínimo) por día, ¡sí! todos los días, hasta que podamos escuchar una nota y sepamos qué es X o Y grado de la tonalidad.
- Canta un Do y sostenlo por cuatro tiempos.
- Luego canta un Re del mismo modo y regresa a Do.
- Repite con Mi, Fa, Sol, La y Si, sosteniendo cada una por cuatro tiempos y regresando siempre a Do con notas cortas.
- Al llegar a Sol, La o Si, resuelve al Do de la octava superior, ya que este se encuentra más cerca.

Primero, cantaremos el ejercicio repetidamente hasta aprenderlo como una melodía. Luego, lo haremos solo cantando cada nota de la escala y regresando mentalmente al centro tonal. Finalmente, debemos ser capaces de escuchar el centro tonal, escoger una nota de la escala y hacer el ejercicio mentalmente hasta llegar al sonido deseado antes de cantarlo en voz alta, siempre asegurándonos de que esté afinado.
Como consejo, si a la hora de cantar la nota que estás imaginando la desafinas, imagina que la estás gritando. De esta forma se hace más clara la afinación en nuestra mente.
2. Discriminación de sonidos
Entrena tu oído para identificar notas dentro de un acorde.
- Canta el centro tonal (puedes hacer el ejercicio anterior una vez si es necesario).
- Toca dos notas simultáneamente. Por ejemplo, si estamos en la tonalidad de Do, afinamos el Do y luego tocamos Re y Fa al mismo tiempo.
- Intenta cantar primero la nota más grave, siempre sintiendo que es el segundo grado de la tonalidad, y luego la más aguda.
- Aumenta la dificultad con acordes de tres o cuatro notas e identifica cada una por separado.
Primero, escucha y trata de entender qué grados de la tonalidad corresponden a cada una de las notas del acorde. Una vez logrado esto, canta la nota.
3. Escalas
Este ejercicio refuerza la relación de cada nota con la tónica.
- Canta la nota tónica de una escala mientras la tocas lentamente.
- Luego, toca la tónica y canta toda la escala.
- Practica con escalas mayores, modos, armónicas, melódicas y pentatónicas.

Claramente, en el caso de los modos, la primera nota que se canta o se toca debe sentirse como el grado que le corresponde. Por ejemplo, si queremos cantar en modo dórico, cantamos el segundo grado mientras tocamos toda la escala dórica, es decir, comenzando desde el segundo grado.
Lo mismo aplica para las escalas armónica y melódica. Al ser tonalidades en sí mismas, es fundamental aprender el primer ejercicio adaptándolo a cada una de ellas
4. Escucha activa
Mejora tu percepción de los instrumentos en una canción.
- Escucha primero la batería.
- Luego, concéntrate solo en el bajo.
- Analiza cómo interactúan entre sí.
- Repite el proceso con cada instrumento y finalmente escucha la canción tratando de identificar cada uno por separado.
Desarrollar el oído no es cuestión de magia, sino de práctica constante. Estos ejercicios son solo el comienzo. Puedes complementarlos tratando de retener un tono durante el día o intentando identificar acordes y notas en las melodías de tus canciones favoritas. Busca un libro de partituras y empieza a cantar.
Lo más importante es escuchar mucha música. Y no solo la más popular: géneros como la música clásica, el jazz, la fusión o el progresivo enriquecerán tu percepción auditiva, ya que utilizan un lenguaje más complejo.